Thursday, September 20, 2007

COMO FOTOGRAFIAR SIN LUZ


No estoy acostumbrada a estar al otro lado de la cámara. Antes, me gustaba autoretratarme cada vez que cambiaba de casa ( que era bastante a menudo). Era una especie de ritual, una manera de apropiarme del espacio nuevo, extraño, de buscar mi mejor yo en un momento de cambio. Por eso raramente me veo bien cuando la foto la hace otra persona, es como si nadie mas que yo pudiera conocer esa faceta de mi misma, pudiera sacar lo mejor de mi.

Esta foto me ha hecho cambiar de opinión.Tanto es así que se ha convertido en una de mis fotos favoritas. En una noche en la contaminada y hostil ciudad de kathmandú, aisistiendo a uno de sus habituales cortes de luz, aún con algo de fiebre por la disentería y después de un duro día de trabajo adelantando las fotos de los reportajes, él ha sabido sacar mi mejor cara, bajo mi mosquitera de "niña burbuja" leyendo al Dalai Lama.... en paz. Que buenos son los cortes de luz para las sombras chinescas....

Thursday, September 13, 2007

SOBRE COMO DIBUJAR MUCHEDUMBRES O VACIO.


Victor sabe mirar las cosas de otro modo.Su cuaderno en el que traduce lo que capta su ojo y su corazón, es capaz de atrapar la esencia de cada momento, convirtiendo lo más fugaz en permanente. Y yo, que tengo el privilegio de poder observarlo, lo he convertido en una nueva temática fotográfica, mirando como él mira el mundo.

Como un artesano meticuloso que es, coloca sus instrumentos perfectamente ordenados junto a él y se enfrenta entonces al caos,

a la niebla que baja de los Himalayas para envolverlo todo y en un instante va engullendo el paisaje poco a poco, moviéndose como un animal, como la Nada de la Historia Interminable, hasta que sólo quedan por desaparecer él y mi silla vacía.

Cuando coge sus rotuladores negros, la esquina en la que se refugia para observarlo todo se convierte en un parque de atracciones, en un lugar de peregrinación de turistas, transeúntes, vendedores ambulantes, militares, conductores y, sobre todo, montones de niños. Vienen primero como un goteo, de uno en uno.
Luego, una masa de gente se agolpa a su alrededor mientras él dibuja sereno las bulliciosas calles asiáticas como quien admira una pieza de museo.


En las faldas del pais de las nieves eternas, los niños tibetanos se encaraman a su espalda, se encaraman al cuaderno. Inquietos, se remueven, le acarician curiosos el vello de los brazos, le miran y le tocan constantemente, incrédulos, intentando llamar su atención.


Cuando ya no puede dibujar rodeado de tantas manos, caras, codos y pies, juega con ellos durante un rato, les ayuda a montar una moto o a hacer pompas de jabón;

les conoce y les observa, aprehendiendo sus gestos, lo que hace a cada uno especial y diferente de los demás.
A continuación dibuja con ellos y para ellos pequeños y rápidos retratos, provocando un tremendo revuelo.Hasta el profesor de Arte acude al acontecimiento, calmando un poco a sus acelerados observadores.

Luego, comienza de nuevo su ritual de traducción de la realidad, logrando de repente, una total sincronización con cuantos le rodean: Se inicia así un juego de miradas: los niños miran el paisaje representado cuando él mira,

y sus ojos retornan al cuaderno agolpando sus cabezas cuando él los devuelve para dibujar.

Cada vez que finaliza un dibujo, se hace un breve silencio y luego, todos los niños comiezan a aplaudir a la vez.
Irremediablemente yo me descubro aplaudiendo con ellos.