Frida & me. Granada 2001 |
Estas somos Frida y yo en el lugar
donde nos conocimos, hace la friolera de 11 años. La encontré (o ella me
encontró a mi) un año antes en mi casa granadina. Me miraba desde el
balcón con vistas a la Alhambra, mientras yo pintaba los muros de mi
ruinosa cocina y a los pocos días decidió quedarse a vivir conmigo. Como
los ratones de campo habían hecho de mi hogar un nuevo núcleo urbano
para toda su especie, yo tampoco objeté. Desde entonces hemos sido
compañeras de piso y de vida en muchas casas, en muchas cosas. Con
cariño y con libertad.
Era tímida con los extraños y algo caprichosa (nunca se comía las bolitas verdes del pienso, las apartaba y las sacaba fuera del cuenco, uno a uno con sumo cuidado con su minúscula pata), pero para mi ha sido la mejor compañera del mundo.
Hoy se ha ido para siempre.
Y DUELE.
Quiero pensar que está en el cielo de los gatos tratando de cazar vencejos. Ahora tiene un cielo lleno de pájaros para entrenar.
Era tímida con los extraños y algo caprichosa (nunca se comía las bolitas verdes del pienso, las apartaba y las sacaba fuera del cuenco, uno a uno con sumo cuidado con su minúscula pata), pero para mi ha sido la mejor compañera del mundo.
Hoy se ha ido para siempre.
Y DUELE.
Quiero pensar que está en el cielo de los gatos tratando de cazar vencejos. Ahora tiene un cielo lleno de pájaros para entrenar.
She was shy with strangers and somewhat whimsical (never ate green feed pellets, and took them away out of the bowl, one by one carefully with her tiny paw), but for me she has been the best companion in the world.
Today she is gone
and It truly hurts.
I want to think that she must be in cat's heaven trying to hunt some Swifts. She now has a sky full of birds for training.