Mis pequeños sobrinos exploradores siguen descubriendo el mundo con tanta energía que a veces les envidio.
Cualquier acontecimiento es un regalo único para ellos, un modo de disfrutar y sorprenderse. Puede ser una partida de futbolín o el escaso recorrido matutino de un incauto caracol. Mi barbas también hace de las suyas con ellos. Yo tambien disfruto, fascinada, viendo sus conquistas y guardándolas con mi cámara para compartirlas con vosotros.